Creado y utilizado por Lyskam EA, trata de la optimización de los recursos, habilidades y talentos de las personas dentro de una empresa. Su fin es lograr la eficiencia y excelencia profesional y personal del manager en la Alta Dirección.
Modelo PAUROS
Lo que pretendemos expresar es que todos estamos invitados a alcanzar la maestría. La maestría en el management no es sólo disciplina, en ella se busca la profundidad y la excelencia.
Este modelo está arropado con experiencias musicales. Lo hemos desarrollado haciendo un paralelismo entre la música y la empresa pues consideramos que la música es el arte por excelencia y una disciplina que por su carácter abstracto es un arte perfecto. El mánager de una empresa ha de hacer lo mismo que el director de una orquesta, describir el universo exterior y sacar el universo interior de todos sus colaboradores.
Introducción
Las organizaciones empresariales se ven en la necesidad de poder competir y sobrevivir en los mercados globalizados. Para ello dentro de un nuevo paradigma mundial, tienen que mejorar su calidad y productividad.
Se impone un nuevo modelo de gestión en el que la coordinación y el liderazgo a nivel político, institucional y empresarial se hace más necesario que nunca si queremos alcanzar logros con eficiencia.
Tras seis años de investigación con más de 300 directivos de diferentes nacionalidades y sectores a través de los programas de Alta Dirección del ie Business School, hemos comprendido la necesidad de crear el modelo PAUROS para dar respuesta a esa carencia de liderazgo.
El liderazgo se entrena y se logra con una sólida formación directiva y una actitud positiva. Los directivos tienen que entrenar y desarrollar correctamente sus habilidades tanto técnicas, humanas y conceptuales. La idea es que apliquen su potencial con sus colaboradores para inspirarles y ayudarles profesionalmente. En la función de la Alta Dirección está guiar, comunicar, dirigir, tomar decisiones, solucionar conflictos y crear equipos. Estos son verbos que tienen que conjugarse con una gimnasia previa de preparación en la educación de un ejercicio como el autoconocimiento, la empatía, el apoyo con el objetivo de generar una maestría influyente y un liderazgo de excelencia.

Esquema del modelo PAUROS
El modelo está dividido en dos grandes partes, 1-PAU y 2- ROS:
- 1- PAU: Se trata de la melodía que suena dentro de cada persona, nuestro oído interno y de qué pasta estamos hechos, qué nos mueve. Para abarcar nuestra visión interna de qué llevamos dentro de nosotros y de cómo sacarlo al mundo exterior, es necesario un trabajo profundo de autoconocimiento e introspección. Se trata de mi emoción, mi profundidad y de mi interés.
- 2- ROS: Trata de cómo llevamos a cabo nuestra visión a la realidad. Aquí trabajamos las tensiones internas y externas y el apoyo en los demás para llegar a grandes soluciones. Debemos estar en constante afinación entre nuestro mundo interno y el mundo externo que nos rodea para sintonizar correctamente. Se trata de tener solvencia a la hora de resolver en nuestro día a día.
PAU
Propósito
La innovación, dedicación y compromiso son las herramientas para aportar valor y diferenciación en el campo del liderazgo.
La razón de la existencia de una organización de cualquier naturaleza es una línea de futuro, una propuesta de valor. El líder tiene que conectar con esa visión.
Un firme propósito, como decía Wollstenecraft, ‘no sólo ayuda a tranquilizar la mente, sino que es un punto en el que el alma fija su foco y los recursos intelectuales’.
En nuestro sistema de ideas, la búsqueda del sentido desarrolla nuestras fortalezas, minimiza y acota nuestros descarrilamientos y nuestra vida se desarrolla de una forma más satisfactoria.
Hacer extensible esa idea a las personas que van a participar en un proyecto es vital. Transmitir la importancia de aportar valor a través del desempeño de nuestras funciones no sólo es una satisfacción innegable sino que debe ser una máxima en la vida cotidiana del líder y los miembros de su equipo. Por eso, es importante el propósito como pasillo a través del cual el individuo canaliza todas sus energías para hacer las cosas aceptablemente.
Autenticidad
Nuestro propósito debe ser auténtico, nuestra autenticidad es nuestra identidad más íntima, lo que nos proporciona coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Esto requiere un profundo autoconocimiento y grandes dosis de honestidad para identificar lo que nos mueve. Estamos hablando de nuestra fuente de energía, lo que da a la persona los recursos que necesita para perseguir con claridad y firmeza su propósito. Es una emoción que sirve de palanca para ponernos en movimiento, para ir a la acción.
La falta de honestidad con uno mismo no sólo nos aleja exponencialmente del desafío si no que lleva a la dispersión y a abrazar otros roles e identidades que hacen vivir en el contra-valor de la esencia. Esto significa que tenemos que estar bien atentos en enterarnos y saber lo que de verdad nos importa y hacer caso a nuestra intuición. Y lo decía Blaise Pascal, lo que nuestra cabeza no comprende, nuestro corazón nos lo muestra y esa es la verdadera brújula. Y la intuimos claramente porque se siente profundamente y nos interpela sin descanso. Esta actitud nos lleva a un mundo de posibilidades y a una creatividad extraordinaria. En definitiva nos permite diseñar una senda encaminada única y exclusivamente al logro, a la excelencia, sin que haya espacio para otra cosa.
Unicidad
Este punto está relacionado con nuestra capacidad de generar oportunidades de acuerdo a quienes somos, con nuestra curiosidad y nuestras ganas de aventurarnos a la experimentación. Tiene que ver también con el autoconocimiento, con estar atento, “al quite”, de no dormirse en los laureles. En nuestra capacidad de asombro, lo que nos da exclusividad, nos mueve y resuena.
Es una motivación extra que nos lleva al descubrimiento del conocimiento más profundo de nosotros mismos, y lo posibilita. Es lo que hace sentirnos emocionados y nos impulsa a dar un paso más. Esa emoción/visión única nos vuelve creativos y prácticos a la vez. Sabemos que tenemos algo en nuestra cabeza que queremos llevar hacia fuera, algo que ofrecer ahí fuera que mejora la vida de las personas: una propuesta de valor única.
Se trata de la fase del atrevimiento, de poner el coraje para resolver desafíos en una tarea integradora que da sentido pleno a nuestra vida personal y profesional. Esto es nuestra PUV, una propuesta única de valor que nos identifica de pleno. En ella, cada uno de nuestros gestos lleva un sello genuino de quienes somos, y eso es lo que nos diferencia de lo que ya existe, Simplemente es nuestra, está realizada con los ojos con los que cada uno ve el mundo. Esa mirada es única y exclusiva.
En la unicidad también entra la visión del equipo y su efecto multiplicador. Por aludir a una metáfora podríamos decir que en una orquesta todos los sonidos están en igualdad de condiciones, cada uno es único y necesario. En esta fase se hace necesaria la confrontación abierta y contributiva del buen feedback, la co-creación y otras visiones que crearían una visión global más potente.
- Propósito
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Propósito
La innovación, dedicación y compromiso son las herramientas para aportar valor y diferenciación en el campo del liderazgo.
La razón de la existencia de una organización de cualquier naturaleza es una línea de futuro, una propuesta de valor. El líder tiene que conectar con esa visión.
Un firme propósito, como decía Wollstenecraft, ‘no sólo ayuda a tranquilizar la mente, sino que es un punto en el que el alma fija su foco y los recursos intelectuales’.
En nuestro sistema de ideas, la búsqueda del sentido desarrolla nuestras fortalezas, minimiza y acota nuestros descarrilamientos y nuestra vida se desarrolla de una forma más satisfactoria.
Hacer extensible esa idea a las personas que van a participar en un proyecto es vital. Transmitir la importancia de aportar valor a través del desempeño de nuestras funciones no sólo es una satisfacción innegable sino que debe ser una máxima en la vida cotidiana del líder y los miembros de su equipo. Por eso, es importante el propósito como pasillo a través del cual el individuo canaliza todas sus energías para hacer las cosas aceptablemente.
- Autenticidad
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Autenticidad
Nuestro propósito debe ser auténtico, nuestra autenticidad es nuestra identidad más íntima, lo que nos proporciona coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos. Esto requiere un profundo autoconocimiento y grandes dosis de honestidad para identificar lo que nos mueve. Estamos hablando de nuestra fuente de energía, lo que da a la persona los recursos que necesita para perseguir con claridad y firmeza su propósito. Es una emoción que sirve de palanca para ponernos en movimiento, para ir a la acción.
La falta de honestidad con uno mismo no sólo nos aleja exponencialmente del desafío si no que lleva a la dispersión y a abrazar otros roles e identidades que hacen vivir en el contra-valor de la esencia. Esto significa que tenemos que estar bien atentos en enterarnos y saber lo que de verdad nos importa y hacer caso a nuestra intuición. Y lo decía Blaise Pascal, lo que nuestra cabeza no comprende, nuestro corazón nos lo muestra y esa es la verdadera brújula. Y la intuimos claramente porque se siente profundamente y nos interpela sin descanso. Esta actitud nos lleva a un mundo de posibilidades y a una creatividad extraordinaria. En definitiva nos permite diseñar una senda encaminada única y exclusivamente al logro, a la excelencia, sin que haya espacio para otra cosa.
- Unicidad
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Unicidad
Este punto está relacionado con nuestra capacidad de generar oportunidades de acuerdo a quienes somos, con nuestra curiosidad y nuestras ganas de aventurarnos a la experimentación. Tiene que ver también con el autoconocimiento, con estar atento, “al quite”, de no dormirse en los laureles. En nuestra capacidad de asombro, lo que nos da exclusividad, nos mueve y resuena.
Es una motivación extra que nos lleva al descubrimiento del conocimiento más profundo de nosotros mismos, y lo posibilita. Es lo que hace sentirnos emocionados y nos impulsa a dar un paso más. Esa emoción/visión única nos vuelve creativos y prácticos a la vez. Sabemos que tenemos algo en nuestra cabeza que queremos llevar hacia fuera, algo que ofrecer ahí fuera que mejora la vida de las personas: una propuesta de valor única.
Se trata de la fase del atrevimiento, de poner el coraje para resolver desafíos en una tarea integradora que da sentido pleno a nuestra vida personal y profesional. Esto es nuestra PUV, una propuesta única de valor que nos identifica de pleno. En ella, cada uno de nuestros gestos lleva un sello genuino de quienes somos, y eso es lo que nos diferencia de lo que ya existe, Simplemente es nuestra, está realizada con los ojos con los que cada uno ve el mundo. Esa mirada es única y exclusiva.
En la unicidad también entra la visión del equipo y su efecto multiplicador. Por aludir a una metáfora podríamos decir que en una orquesta todos los sonidos están en igualdad de condiciones, cada uno es único y necesario. En esta fase se hace necesaria la confrontación abierta y contributiva del buen feedback, la co-creación y otras visiones que crearían una visión global más potente.
ROS
Realismo
Aquí es cuando dejamos de ser “uno” y nos convertimos en un “nosotros” (energía de liderazgo). Es un espacio en el que a pesar de que tenemos una responsabilidad individual, no podemos caminar solos. Necesitamos involucrar a las personas que deseamos que nos acompañen. Es el momento de motivar la participación, compartir aquello que suena en nuestro interior y crear entusiasmos compartidos para llevar a la realidad visible “nuestra visión”.
Entramos en la fase de empezar a aunar esfuerzos, voluntades y conjugar energías. Se produce inevitablemente “El Encuentro” ese campo de juego donde percibimos no sólo lo que vamos a hacer sino con qué elementos se cuenta. ¿Qué habilidades y motivaciones aportan las personas con las que voy a compartir esta visión para llevarla a cabo?
¿Qué valores deseo que estén presentes como ingredientes necesarios para hacer real lo que era mi visión? Necesidad de conocer a mi equipo, la línea base de lo a lo que están dispuestos a ofrecer. Es decir, con qué recursos contamos. Aquí se revelan los niveles de cooperación de las personas, de compromiso, de apoyo y de gusto por el trabajo bien hecho. Y sobre todo de la fascinación que genera saber que lo que vamos a hacer queremos hacerlo bien y que estamos conformando el futuro. La afinación entre lo de dentro y lo de fuera se entrelaza y empieza a tomar forma. Vuelve el Encuentro, la conjugación de las fuerzas y la constante afinación entre ellas.
La escucha, el nivel de atención, el tener en cuenta los canales de aprendizaje de cada uno nos hace buscar la frecuencia exacta para estar alineados y en perfecta sintonía. Al “Encuentro” hay que acudir con curiosidad, con afecto y una mente abierta donde se produzca el intercambio de habilidades y conocimientos. Así como la aceptación de otras propuestas y generar un debate que nos ayude a comprender bien los diferentes escenarios que se producen. Se trata de pensar juntos.
Obstáculos
En esta fase se recorren infinidad de pequeños pasos. Es momento de eliminar distracciones y poner el foco. De afinar las tensiones internas y externas. Vigilar los momentos improductivos en los que no debemos tomar decisiones.
En esta fase el razonamiento y la intuición van juntos al 50%. Los elementos que llegan a la mente a través de los canales sensoriales o de la memoria nos permiten crear una estructura para detectar contratiempos y cómo solucionarlos.
Cuando se lleva una visión a la práctica, nos damos cuenta de las dificultades, de lo que es posible y de lo que no. Aparecen las alternativas. Incluso descubrimos como a veces un obstáculo puede llegar a ser una oportunidad.
Los obstáculos también entrenan y abren nuestra mente, dándonos unos códigos de interpretación más perfeccionados para crear líneas de futuro más tangibles y reales. En este camino aparecen interferencias internas y externas a las que hay que hacer frente.
Los descarrilamientos, tensiones innecesarias como los miedos, el control excesivo, no poseer la técnica adecuada o la experiencia, querer tener todo bajo control, todos estos elementos nos pueden llevar a consecuencias inesperadas. Incluso a somatizaciones físicas de la complejidad de algunas situaciones que son nuevas y/o que a veces no comprendemos bien.
Esto nos apela a destacar la importancia de la simulación. Consiste en no sólo imaginar un buen resultado, sino también los pasos que debemos ir dando para enderezar situaciones o resolver dificultades, se trata de diseñar las estrategias adecuadas que nos hacen superar las dificultades que se presentan. (Aprender a visualizar es una técnica se utiliza mucho en el mundo deportivo y es de gran valor).
Soluciones
Para diseñar soluciones tenemos varias vías.
Lo primero es atender a diferentes criterios para tomar decisiones estratégicas acertadas. Uno de ellos es la experiencia para evitar la sobrecarga de tener que abarcarlo todo. La experiencia nos enseña cómo navegar en el ensayo y error, nos ahorra tiempo, es impulsada por el instinto que nos da el conocimiento y nos permite también ser creativos.
En segundo lugar, el sentido común, la apertura mental, el asombro y la búsqueda de personas que saben sobre la materia nos ayuda notablemente.
Adicionalmente, podemos trabajar ‘marcha atrás’: utilizar nuestra capacidad analítica, no dejarnos llevar por las apariencias y trabajar desde la solución final hacia el proceso creativo. Llegar hasta donde estamos, el punto de partida. Esto nos permite no solo ser creativos sino generar nuevos comportamientos, automatizarlos y ser innovadores sin improvisar.
Una cuarta estrategia es tener la información valiosa basada en datos reales. Mirar las convergencias para crear un pensamiento integrador y una información organizada.
Con todo ello, realizamos un proceso exploratorio que no es secuencial ni rígido, sino que se basa en “Learning by doing”.
- Realismo
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Realismo
Aquí es cuando dejamos de ser “uno” y nos convertimos en un “nosotros” (energía de liderazgo). Es un espacio en el que a pesar de que tenemos una responsabilidad individual, no podemos caminar solos. Necesitamos involucrar a las personas que deseamos que nos acompañen. Es el momento de motivar la participación, compartir aquello que suena en nuestro interior y crear entusiasmos compartidos para llevar a la realidad visible “nuestra visión”.
Entramos en la fase de empezar a aunar esfuerzos, voluntades y conjugar energías. Se produce inevitablemente “El Encuentro” ese campo de juego donde percibimos no sólo lo que vamos a hacer sino con qué elementos se cuenta. ¿Qué habilidades y motivaciones aportan las personas con las que voy a compartir esta visión para llevarla a cabo?
¿Qué valores deseo que estén presentes como ingredientes necesarios para hacer real lo que era mi visión? Necesidad de conocer a mi equipo, la línea base de lo a lo que están dispuestos a ofrecer. Es decir, con qué recursos contamos. Aquí se revelan los niveles de cooperación de las personas, de compromiso, de apoyo y de gusto por el trabajo bien hecho. Y sobre todo de la fascinación que genera saber que lo que vamos a hacer queremos hacerlo bien y que estamos conformando el futuro. La afinación entre lo de dentro y lo de fuera se entrelaza y empieza a tomar forma. Vuelve el Encuentro, la conjugación de las fuerzas y la constante afinación entre ellas.
La escucha, el nivel de atención, el tener en cuenta los canales de aprendizaje de cada uno nos hace buscar la frecuencia exacta para estar alineados y en perfecta sintonía. Al “Encuentro” hay que acudir con curiosidad, con afecto y una mente abierta donde se produzca el intercambio de habilidades y conocimientos. Así como la aceptación de otras propuestas y generar un debate que nos ayude a comprender bien los diferentes escenarios que se producen. Se trata de pensar juntos.
- Obstáculos
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Obstáculos
En esta fase se recorren infinidad de pequeños pasos. Es momento de eliminar distracciones y poner el foco. De afinar las tensiones internas y externas. Vigilar los momentos improductivos en los que no debemos tomar decisiones.
En esta fase el razonamiento y la intuición van juntos al 50%. Los elementos que llegan a la mente a través de los canales sensoriales o de la memoria nos permiten crear una estructura para detectar contratiempos y cómo solucionarlos.
Cuando se lleva una visión a la práctica, nos damos cuenta de las dificultades, de lo que es posible y de lo que no. Aparecen las alternativas. Incluso descubrimos como a veces un obstáculo puede llegar a ser una oportunidad.
Los obstáculos también entrenan y abren nuestra mente, dándonos unos códigos de interpretación más perfeccionados para crear líneas de futuro más tangibles y reales. En este camino aparecen interferencias internas y externas a las que hay que hacer frente.
Los descarrilamientos, tensiones innecesarias como los miedos, el control excesivo, no poseer la técnica adecuada o la experiencia, querer tener todo bajo control, todos estos elementos nos pueden llevar a consecuencias inesperadas. Incluso a somatizaciones físicas de la complejidad de algunas situaciones que son nuevas y/o que a veces no comprendemos bien.
Esto nos apela a destacar la importancia de la simulación. Consiste en no sólo imaginar un buen resultado, sino también los pasos que debemos ir dando para enderezar situaciones o resolver dificultades, se trata de diseñar las estrategias adecuadas que nos hacen superar las dificultades que se presentan. (Aprender a visualizar es una técnica se utiliza mucho en el mundo deportivo y es de gran valor).
- Soluciones
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Soluciones
Para diseñar soluciones tenemos varias vías.
Lo primero es atender a diferentes criterios para tomar decisiones estratégicas acertadas. Uno de ellos es la experiencia para evitar la sobrecarga de tener que abarcarlo todo. La experiencia nos enseña cómo navegar en el ensayo y error, nos ahorra tiempo, es impulsada por el instinto que nos da el conocimiento y nos permite también ser creativos.
En segundo lugar, el sentido común, la apertura mental, el asombro y la búsqueda de personas que saben sobre la materia nos ayuda notablemente.
Adicionalmente, podemos trabajar ‘marcha atrás’: utilizar nuestra capacidad analítica, no dejarnos llevar por las apariencias y trabajar desde la solución final hacia el proceso creativo. Llegar hasta donde estamos, el punto de partida. Esto nos permite no solo ser creativos sino generar nuevos comportamientos, automatizarlos y ser innovadores sin improvisar.
Una cuarta estrategia es tener la información valiosa basada en datos reales. Mirar las convergencias para crear un pensamiento integrador y una información organizada.
Con todo ello, realizamos un proceso exploratorio que no es secuencial ni rígido, sino que se basa en “Learning by doing”.
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