Continuamos exponiendo las distintas subescalas medibles referentes al carácter durante el proceso de Lyskam Executive Advisors. En este artículo, hablaremos de la sociabilidad y sus aspectos más destacables a la hora de valorar el liderazgo.
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El valor de lo diferente
Vivimos en tiempos donde las empresas buscan perfiles con grandes habilidades sociales, dispuestos a trabajar en equipo y realizar presentaciones con una audiencia numerosa. Es por ello que existe cierta tendencia a pensar que las organizaciones buscan perfiles extrovertidos y que son estos los más exitosos dentro de los puestos directivos.
Ahora bien, realmente no existe una mejor o peor personalidad para desempeñar eficientemente un alto cargo. ¿Por qué? Pues hay perfiles introvertidos que saben crear un buen clima con su capacidad de escuchar al otro y de dar la bienvenida a otros puntos de vista, etc.
Ambos perfiles pueden aportar gran valor a la hora de liderar sus equipos. Por lo tanto, no hay buenos o malos directivos. Se trata solo de personas bien entrenadas o no entrenadas. De ahí la importancia de una buena educación ejecutiva.
Debemos aprender a buscar la diferencia que nos hace únicos a cada una de las partes del equipo, valorando y enriqueciéndose de la variedad del otro, así como aportando nuestra propia esencia. Será entonces, cuando logramos indagar en el potencial y el valor de los demás y de uno mismo, reconociendo que cada persona puede aportar diferentes ideas y soluciones. Por tanto, es necesario fomentar la creatividad y el crecimiento del equipo como conjunto y el de cada uno de sus individuos, quienes se nutrirán de los conocimientos y las trayectorias de los demás y aprenderán que lo diferente no es impropio, sino donde se encuentra el verdadero valor.
Comunicación y lenguaje en la empresa
Es sorprendente cómo la gran mayoría de los proyectos fallidos se deben a una mala comunicación entre las partes del equipo. Por ello, desde Lyskam Executive Advisors formamos líderes capaces de mantener una comunicación multidimensional y directa con jefes, pares y colaboradores. Allí donde los grupos especializados y los equipos multidisciplinares necesitan un flujo de información ininterrumpido derribando los muros departamentales, que no son más que pequeños guetos que estancan la acción con trabas transaccionales y burocracias no siempre útiles.
Es necesario aprender a mantener informado a nuestro equipo de los cambios, progresos y decisiones. Esa información debe ponerse en práctica día a día mediante un plan de acción que tenga impacto a corto y largo plazo.
Esto requiere manejar muy bien el lenguaje, entendiendo así que las palabras crean realidad y que no debemos dar por supuesto ningún mensaje, sino efectuarlo.
Promueve la confianza y estimula la participación
Un buen directivo estimula la participación de su equipo y fomenta espacios específicos para ello. Ahí las personas se sienten escuchadas y con confianza para poder expresar sus ideas sin miedo a ser juzgadas.
Si la comunicación fluye, esta contribuirá a mejorar las relaciones entre los componentes del equipo y, por ende, en el ambiente de trabajo, donde la cooperación tiene un papel cada vez más protagonista. Por ello, es imprescindible cuidar el lenguaje (tanto verbal como no verbal) a la hora de transmitir mensajes. Buscar la palabra adecuada y el tono justo para que estos sean interpretados correctamente.
Un buen comienzo sería la práctica de protocolizar la comunicación no solamente para comunicar objetivos o estrategias, sino para hablar de los miembros que participan en un proyecto determinado. Para hablar también de sus necesidades, de los apoyos que requieren, para hacerles partícipes de la crítica constructiva a la hora de entregar feedback al otro, cuidando los aspectos mencionados anteriormente.
El poder de acercarse al otro
¿Qué es lo que sucede cuando nos acercamos al otro genuinamente? Uno de los pilares de las relaciones interpersonales se basa en la conexión que se forma durante sus interacciones. Si nos aproximamos al otro desde la amabilidad y la afabilidad, se creará una conexión pura y desinteresada, donde ambas partes entenderán esa relación como una ayuda y un pilar donde poder apoyarse.
Esto permite compartir puntos de vista sobre las diferentes tareas, lo que, además, facilitará enormemente la comunicación entre ambas partes.
Mostrarse al otro partiendo del entendimiento y la comprensión es un gran paso para crear este tipo de conexiones genuinas. Obviamente, cada uno capta la información y aprende de maneras diferentes, puesto que interpretamos la realidad desde un filtro distinto y eso enriquece la conexión.
La sociabilidad tiene como aliada la amabilidad, que también requiere entrenamiento. No se trata de caer bien a la gente sino de promover el buen trato. De mostrar interés por el otro, de sentir un respeto honesto hacia el otro y de tratarnos con la curiosidad, afecto y el reconocimiento que todos merecemos. Es desde ahí dónde el líder se conjuga con sus colaboradores y el resto de las partes interesadas con armonía y precisión.
Te ayudamos a potenciar tus dotes de liderazgo empresarial
En Lyskam te ofrecemos un plan personalizado para convertirte en el líder que necesita tu equipo de trabajo. Aprende las habilidades necesarias para crear un buen ambiente de trabajo y mantener una comunicación que asegure el éxito de tu empresa.